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  1. - Hoy amaneció más temprano

    martes, 27 de octubre de 2009

    Mis ojos se fijaron en el reloj más cercano. 4:10 era el mensaje cálido que me transmitía. Gracias por el nuevo horario Benjamín Franklin


    Pude dormir una hora más, bañarme y vestirme con tranquilidad. Al salir el cielo se comenzaba a abrir y mis pies acortaban el camino.

    Subí a la combi y mi mente voló, montada en proyectos tan tangibles como ficticios. Paró la combi y mis ojos y yo vimos una hermosa faz cuyo juvenil cuerpo era cubierto del frío por una elegante chalina negra. Ella, como yo, iba a empezar un nuevo día una hora más tarde.

    Bajé y pude ver con claridad su rostro, ahora iluminado por los imbatibles rayos del sol, y apreciar el rojo que teñía su cabello corto, sobre ese lindísimo rostro.

    Caminé, junto a varios estudiantes, que presurosos, contemplaban sin contemplar el espectáculo que se exponía frente a sus sentidos: una señora empezaba a vender tamales dejando un invisible rastro de apetitosos olores; decenas de aves que cantaban anónimamente entre las largas ramas de un árbol; los sonidos de pasos, vehículos, goteras, gente y aves que se sobreponían, nadaban, jugaban en mis oídos, invitándome a cerrar mis ojos; un árbol frondoso y mediano que susurra un plan secreto a sus plumíferos inquilinos, quienes después de escucharlo, vuelan llenos de audacia en todas direcciones.

    Subí a otra combi. La plática empezaba con aquel que me ha dado todo esto.

    Y llegaba a mi escuela. Y sentí nostalgia al no poder pasar por ese tramo obscuro, pues ahora la luz borraba gran parte del misterio y la emoción que transmitía mi universidad al surgir de la penumbra.

    Pero la nostalgia no tardo en desaparecer en una carrera por alcanzar a un amigo que divise al bajar del transporte.

    Hoy amaneció mas tarde.
    Gracias Franklin .
    Gracias Dios.

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