…4… De repente una ola de remordimiento estremeció su conciencia. Sus amigos, y vecinos, niños y ancianos, la vida de cientos de personas pesaba sobre el…Cerro los ojos…8…”CONTEO INICIADO”.-Con permiso- dijo el agente X al momento que empujaba a los estudiantes. No conocía todos los detalles, pero sabía la gravedad del asunto. Y pensar que había entrado inmediatamente de J.
Era el momento del escape, solo había que ocultar el artefacto como se lo habían indicado.
Con discreción los agentes registraron los posibles lugares de la escuela en donde alguien se pudiera ocultar. Sospecharon de un joven que salía de una obra en construcción. Su nerviosismo lo delato.
-¡Hey tu!-, J camino apresuradamente. –Te estoy hablando- el agente X se le puso al frente. El estrés en el rostro del estudiante levanto sospechas en el agente por lo que registro su mochila. No le habían encontrado nada en su persona, sintió un gran alivio. Pero los temores de J se hicieron realidad cuando vio al Agente sacar la máscara antigás. -Estúpido, porque no te desasiste de la máscara- Se reprocho en mentalmente.
-Vas a tener que acompañ…aaaahhh- la minúscula arma se descargo en un segundosobre el agente X. J corrió con todas sus fuerzas. Llego a un muro que escalaba con no poca dificultad y después de un estruendo cayo.
Ahora un frio intenso paralizo su pierna. Un agente le dio un tiro para detenerlo. Todo había acabado.
-O tu familia lo pagara- la frase por la que había vendido su alma paso por su mente. Se coloco el arma junto al oído y súbitamente oprimió el gatillo.
Una veintena de agentes corrían en todas direcciones en busca de lo que fuere que había hecho el ya fallecido J. Los cuerpos fueron magistralmente desaparecidos, nadie vio nada.
El tiempo se estaba acabando.
-Lo encontré- fue lo último que menciono el agente antes de que la cuenta llegara a cero y se convirtiera en la primera víctima del letal virus que lo habría de matar dentro de 6 horas sin ningún síntoma aparente.
El lugar fue puesto en cuarentena, pero ya era demasiado tarde, el virus ya se había esparcido.
En un cuarto de luz tenue un joven de inexpresivo rostro yacía en una cama.
Una familia entera fue conducida hacia un vehículo con rumbo desconocido. Uno de los custodios tomando la mano de la madre le menciono –Todo estará bien- .
